¿Estás barajando opciones que te permitan disfrutar de agua caliente sanitaria en tu hogar? Entonces, este artículo te interesa. ¿El motivo? En ParaTuReforma queremos analizar la eficiencia energética de un termo eléctrico con el propósito de permitirte averiguar si es realmente el aparato que necesitas. No te lo pierdas.
Termos eléctricos
Un termo eléctrico es un depósito de agua con una capacidad determinada que en su interior alberga un conjunto de resistencias. Estos elementos son los encargados de elevar la temperatura del agua para que, posteriormente, salga por los grifos del lavabo, la ducha, el fregadero y el bidé según la demanda de los usuarios.
Sin duda, se trata de un dispositivo que ofrece muchas ventajas, por lo que se ha convertido en una de las opciones preferidas de los usuarios. Vamos a verlas:
- Inmediatez. Una vez abierto el grifo, el agua sale caliente de forma casi instantánea.
- Facilidad de instalación. Basta con realizar una serie de agujeros en la pared usando un taladro, colocar los ganchos y colgarlo. Después, se conecta a la red de agua y a un enchufe y ya está listo para funcionar.
- Sostenibilidad. Este tipo de calentadores no emplean combustibles fósiles para calentar el agua como, por ejemplo, el gas butano o el gas natural. Esto hace que su nivel de emisiones de gases contaminantes sea prácticamente nula.
- Escaso mantenimiento. Los calentadores eléctricos apenas precisan de la sustitución anual del ánodo de magnesio destinado a reducir la dureza del agua. También de la revisión de la válvula de seguridad y de la resistencia.
A todo esto hay que sumar que un termo eléctrico no requiere de un caudal mínimo de agua. Algo que los hace ideales para entornos en los que el líquido llega a la vivienda con muy poca presión por carecer de un grupo propio.
Consumo
El consumo energético de un termo eléctrico es muy difícil de determinar con exactitud. Esto se debe, fundamentalmente, a que entran en juego muchos factores. La mayoría de ellos están relacionados con las propias características del aparato, como podrás ver a continuación:
- Capacidad. Como es obvio, cuanto mayor sea la capacidad del depósito de agua del termo, más energía requerirán las resistencias para alcanzar la temperatura deseada. Actualmente, casi todos los modelos del mercado oscilan entre los 50 y los 200 litros. La elección dependerá del número de personas que residan en el domicilio.
- Aislamiento del depósito. Según los materiales con los que haya sido fabricado, el calentador preservará mejor o peor la temperatura del agua almacenada en su interior.
- Tipo de resistencia. Existen dos tipos. Las resistencias eléctricas blindadas están en contacto directo con el agua y, por tanto, la calientan más rápido. Eso sí, son muy sensibles a la cal y tienen una vida útil relativamente corta. En cambio, las resistencias eléctricas de cerámica envainada son menos sensible a este elemento, pero requieren de un mayor esfuerzo para incrementar la temperatura.
Ahora bien, ¿cómo se calcula el consumo energético de un termo eléctrico? Para hacerlo, es indispensable que eches un vistazo a la ficha técnica del dispositivo en busca de dos datos: la potencia en kW (si aparece en vatios solo tendrás que dividir la cifra entre 1000) y el tiempo en horas. A continuación, multiplica ambas cifras y ya tendrás el resultado en kWh.
Los expertos estiman que, según los criterios que comentamos anteriormente, los termos eléctricos consumen entre 400 y 3000 kWh/año. Como bien sabrás, el precio de la electricidad se encuentra desde hace algún tiempo en una situación muy volátil, lo que dificulta el cálculo exacto.
Sin embargo, a modo de referencia, podemos decirte que un termo eléctrico requiere de entre 0,20 € y 0,80 € para calentar un litro de agua a lo largo de todo un mes. Esta es la razón por la que fijarte en la etiqueta de eficiencia energética del aparato es tan importante.
Funcionamiento de los termos eléctricos
El funcionamiento de un termo eléctrico es extremadamente sencillo. Una vez instalado y conectado a la red, el depósito se llena con agua fría. En ese momento, el termostato detecta la temperatura del líquido y, a continuación, procede a encender las resistencias hasta alcanzar aquella indicada por ti.
Una vez que la temperatura del agua llega a dicho valor, las resistencias se apagan. Solo volverán a encenderse en caso de que utilices agua caliente o de que se hayan producido pérdidas térmicas.
Estrategias de ahorro energético
Como es evidente, el termo eléctrico va a suponer un impacto importante en tu factura de la luz. Sin embargo, siguiendo los consejos que te vamos a dar a continuación, podrás optimizar su funcionamiento y reducirlo bastante. Presta atención:
- Elige un lugar adecuado. No caigas en el error de instalar el calentador en el sótano o garaje con el propósito de que no quede a la vista. Actualmente, hay modelos con diseños muy bonitos que resultan fáciles de encajar en la decoración. En este sentido, es de vital importancia que esté lo más cerca posible de la cocina y, sobre todo, del cuarto de baño. Así reducirás las pérdidas térmicas por transferencia cuando el agua pase por las tuberías.
- Apágalo si te vas de viaje. Aunque solo sea una escapada de tres días, ya que sale rentable. Sin embargo, no debes apagarlo si estás en casa y tienes una necesidad constante de agua caliente. Piensa que calentar un gran volumen de agua fría de una sola vez requiere más esfuerzo que hacerlo de forma progresiva.
- Seleccionar la temperatura que necesitas según la época del año. Como es obvio, en invierno vas a necesitar agua caliente a más temperatura (entre 60 °C y 80 °C). En cambio, en verano puedes tener suficiente colocando el termostato a entre 30 °C y 40 °C.
Cómo encontrar un termo eléctrico eficiente
Esto es todo lo que debes saber acerca del consumo energético de un termo eléctrico. Como consejo podemos decirte que siempre elijas uno que tenga el certificado de eficiencia energética más alto posible, ya que lo amortizarás rápidamente a través de tu factura de la luz. ¡Ponte en contacto con ParaTuReforma si te ha quedado alguna duda!
