Una reforma puede convertirse en una pesadilla si no tenemos a nadie que nos aconseje y guíe en la construcción de tus ideas. A continuación detallamos un listado de 15 errores en las reformas que no debemos cometer. Siguiendo estos pasos podremos convertir una reforma en algo que recordar toda la vida. Para bien.
Ceñirnos al presupuesto que queremos, no al que tenemos.
Cuando tomamos la decisión de reformar nuestra casa, uno de los errores más grandes que cometemos es preparar un presupuesto irreal o, directamente, no cerrar un presupuesto. Debemos incluir en el presupuesto todos los materiales, mano de obra y accesorios necesarios para concluir la reforma. Desde la cerámica hasta los picaportes nuevos para las puertas.
Otro de los grandes errores en las reformas es pedir variaciones o aceptar modificaciones sobre lo pactado previamente. Estos cambios o variaciones afectan negativamente a los plazos de entrega y al presupuesto. Hay que tener en cuenta todos nuestros deseos y necesidades antes de cerrar el presupuesto y comenzar a picar.
No tener en cuenta los por si acaso. Los imprevistos existen.
Hay que destinar una parte del presupuesto a los por si acaso. Sabemos que existen, los Hermanos Scott lo saben bien. Es muy fácil que, al descubrir el suelo o el techo, nos encontremos con un problema que estaba ahí, conviviendo con nosotros, pero que no teníamos datos de su existencia.
Este tipo de imprevistos puedes ser muy diversos con diferentes costes de eliminación o arreglo. Podemos encontrarnos moho, tuberías en mal estado, suelos o techos desnivelados,…
Si tenemos suerte y no encontramos ningún imprevisto (lo dudamos), esa parte del presupuesto puede convertirse en un agradable viaje o en esa chimenea de leña que tanto tiempo llevamos queriendo comprar. Este es uno de los errores en las reformas más comunes.
Dar prioridad a la estética frente a la funcionalidad.
Todos queremos la casa de nuestros sueños. Todos queremos esa gran chimenea que vimos en aquella película navideña americana. Todos queremos ese porche con grandes vistas y una hamaca para descansar. Pero debemos ser conscientes de que, a largo plazo, lo que hará que una reforma sea perfecta es enfocarla en la comodidad.
Quizás estemos enamorados de un material que sea difícil de limpiar. Quizá ese tipo de pintura que queremos para el salón no sea compatible con tener niños en casa.
Y, además de la comodidad, debemos ser realistas con nuestro presupuesto. No podemos olvidar detalles fundamentales como la climatización y aislamiento para dar protagonismo a lo estético. Con el paso del tiempo, lo agradeceremos.
Pinterest es un mundo irreal.
Y Divinity tampoco. Debemos asumir que las fotos y casas que vemos en televisión o en internet no son reales. Todas están retocadas y tienen largas horas de preparación detrás. Para coger ideas es genial: una escalera con pasamanos de cristal, cocina abierta con isla, ventanal para el salón… Pero ceñirnos centímetro a centímetro a algo que hemos visto en televisión es uno de los grandes errores en las reformas.
Hacer demasiado caso a los plazos de entrega.
“Esto lo tendremos en un par de días.” Llegó al quinto día.
“Para febrero podréis entrar a vivir.” Estamos en abril y aún no hay puertas.
No hay que poner nervioso. Las reformas no son algo exacto como las matemáticas. Ocurren imprevistos y surgen obstáculos que pondrán nuestro sistema nervioso a prueba.
No dejarnos aconsejar y ser demasiado cerrados de mente.
Debemos buscar un buen contratista, aparejador o arquitecto y confía en su profesionalidad. Para él es esencial que la reforma te enamore y buscará los mejores medios para ello. La reforma llevará su sello y un cliente satisfecho es garantía de conseguir nuevos clientes.
Debemos atender a sus consejos y ser flexibles con nuestra idea preconcebida. Debemos confiar en él.
No tener claro lo que queremos. Y lo que necesitamos.
Está bien pedir consejo a nuestro entorno para que nos dé su punto de vista e incluso nos evitarán errores en las reformas que otros ya han cometido. Pero nadie tiene las mismas costumbres que nosotros ni tiene la misma casa que nosotros. No lo debemos olvidar para no cometer uno de los errores en las reformas.
Puede que te aconsejes poner ventanas abatibles “porque aíslan más que las normales”, poner puertas correderas en el salón “porque ahorran espacio”. Acepta el consejo de tu profesional y de tu entorno pero sin dejar de lado lo que necesitas en tu día a día.
Tirar los tickets de compra y las garantías.
GUÁRDARLO TODO. Tickets, garantías, recibos, vales descuento, TODO. Sabemos que es algo complicado mantener el orden durante una reforma. pero si ocurre algún problema una vez terminada la reforma lo agradeceremos.
Racanear en calidades.
“Lo barato sale caro”. Esto es una gran verdad. Podemos dejarnos seducir por ese azulejo que vale la mitad pero brilla lo mismo. Podemos guiarnos por esas ventanas eléctricas que valen lo mismo que unas manuales. Pero el tiempo lo pondrá todo en su lugar. El azulejo dejará de brillar y la ventana eléctrica no aislará tanto como la manual.
Debemos fijarnos bien en los detalles y en la calidad de los materiales, ya que todo lo que coloquemos en la reforma nos gustaría que sea para toda la vida. O gran parte de ella.
Comprar los muebles antes de tiempo.
No corramos. Aunque sea el chollo del siglo, aunque nos enamoremos a primera vista, esperemos. No sabemos que imprevisto puede surgir, ni que medidas finales útiles tendrá el salón o el dormitorio, ni si finalmente podremos colocar un enchufe en esa pared para la lámpara del pasillo.
Esperemos. Una vez finalizada la reforma tendremos todo el tiempo del mundo para estar horas y horas mirando muebles. Y será una gozada cuando todos encajen a la perfección en nuestra nueva reforma.
No adaptar el diseño a nuestra forma de vida.
Uno de los errores en las reformas más comunes. Como detallamos más arriba, puede parecernos muy atractiva la reforma de nuestros vecinos o de la familia Johnson de Massachusetts. Pero estas no se ajustan a nuestra realidad ni nuestro plan de vida. Ajustemos cada detalle de la reforma a nuestra rutina y nuestro día a día.
No realizar diseños antes de empezar.
Parece algo obvio, pero muchos pasamos por alto este paso. No hacernos una idea de dónde queremos la televisión, la mesa del comedor, la cama o los armarios nos hará caer en errores como no tener enchufes disponibles o tener que agujerear la pared una vez terminada de pintar.
Disfrutemos del tiempo pre-reforma imaginando y soñando con nuestra casa ideal. Pensemos dónde queremos vestirnos, hacer la colada o dónde queremos dormir una siesta los domingos.
No comparar presupuestos.
Debemos solicitar varios presupuestos, compararlos y después decidir. Parece algo obvio pero la prisa y la ansiedad por empezar cuanto antes puede jugarnos malas pasadas.
Comparemos los materiales, los tiempos de entrega, la profesionalidad que nos transmite y todos los detalles del presupuesto, porque una vez que empiecen a picar no habrá vuelta atrás.
No estar encima.
No hace falta convertirse en un sabueso policía ni estar todos los días en la reforma. Confiemos en la profesionalidad de los obreros y el contratista, pero si debemos estar en momentos clave e implicarnos de forma activa, sobre todo en la primera fase de la reforma, en la que se decide que aspecto final tendrá la vivienda una vez terminada.
No disfrutar del proceso.
Muchos expertos comparan el proceso de una reforma con una separación o una mudanza. Si evitamos todos los errores en las reformas que hemos detallado en este post y nos armamos de paciencia, conseguiremos disfrutar del proceso y recordaremos toda la vida los momentos y las decisiones que nos hicieron dejar la vivienda en el estado que se encontrará después de la reforma.
Es el momento de fomentar nuestro lado creativo y construir desde cero nuestro nuevo hogar.
Fuente: El País
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