Quemar madera de forma eficiente nos aporta más calor por menos dinero, reduciendo al mismo tiempo la contaminación y los riesgos para la salud.
Pero con un uso responsable de la chimenea de leña, y siguiendo los siguientes consejos, se pueden conseguir minimizar las emisiones de humo y partículas, así como reducir de manera considerable la leña necesaria para mantener el confort en el interior de la vivienda, con el ahorro que esto supone, así como el impacto ambiental.
Nunca se debe utilizar un material distinto a la leña o madera seca como material combustible para la chimenea. Algunos ejemplos de material no usable para combustionar son:
- Madera que haya sido tratada o pintada.
- Tableros de contrachapado.
- Madera contrachapada.
- Plásticos.
- Telas o trapos de cualquier material sintético.
- Pilas y baterías.
- Revistas o impresos en papel cuché.
- Papel de aluminio o cualquier tipo de papel metalizado.
- Restos orgánicos e inorgánicos.
- Cualquier material que contenga disolventes, colas, vehículos, etc.
Ya que todos y cada uno de estos elementos liberan sustancias químicas tóxicas en el aire que pueden ser perjudiciales para su salud y, además, pueden estropear la chimenea de leña.
Consejo 1: Desecación de la madera que se va a usar.
La madera pierde humedad desde sus capas más exteriores a sus capas más interiores. La madera una vez cortada va perdiendo, de manera natural, humedad. Esto varía en función del clima, exposición a la radiación solar y tipo de madera. Para acelerar este proceso natural podemos cortar las grandes piezas de madera en otras más pequeñas dejando así partes interiores de la madera al exterior favoreciendo su desecación.
El almacenaje también puede contribuir favorablemente a la desecación de la madera. Si apilamos la madera en una zona ventilada que permita su aireación acelerará su desecación.
Consejo 2: Solo usar la madera que ha completado su ciclo completo de sacado.
El tiempo de desecación de la madera es variable ya que depende de múltiples factores como el tipo de madera, grosor, etc. Como regla general se necesita de un año para este proceso, lo que provocará el que aparezcan grietas en los extremos de la madera, lo que indica que el secado es el correcto y está lista para su uso.
Una manera de comprobar el correcto secado de la madera es golpear dos trozos y escuchar el sonido que producen. Una madera húmeda produce un sonido “mudo”, es decir, poco sonoro. Mientras que una madera seca produce un sonido “más vibrante” o más sonoro.
El problema de usar leña verde o madera con humedad es que necesita inicialmente más fuego y a mayor temperatura para eliminar previamente esa humedad que contiene la madera en su interior. Por lo tanto su aporte energético es menor, genera una mayor cantidad de cenizas y partículas volantes. Esto repercute en una mayor frecuencia en los ciclos de limpieza.
Consejo 3: Criterios de almacenamiento en el exterior.
Una vez cortada y dividida la leña, se debe almacenar en el exterior para que seque a temperatura ambiente. Para ello cubriremos la parte superior, dejaremos los laterales al exterior para que circule el aire libremente y nos separaremos del suelo mínimo unos 15 cm para evitar la humedad del suelo. En el caso de lluvia o nevada cubriremos con una lona para protegerla de la intemperie.
Una vez cortada y dividida la leña, se ha de almacenar en el exterior para que se seque, para ello se ha de cubrir por la parte de arriba, dejando los laterales descubiertos para facilitar la circulación del aire. Se ha de procurar que la primera línea quede separada del suelo unos 15 cm. En caso de nevadas en necesario cubrir la leña con una lona, para así protegerla.
Consejo 4: Minimizar el almacenaje de madera en el interior de la vivienda.
Es preferible el almacenaje en el exterior frente al interior, ya que de almacenar grandes cantidades de madera con humedad o leña verde en el interior de la vivienda esta pasará al ambiente. Esto puede ser contraproducente ya que elevará la humedad en la vivienda empeorando el confort térmico y generando mal estar en la vivienda además de otras patologías edificatorias.
Se puede almacenar pequeñas cantidades, pese a no ser lo más recomendado, pero previamente a su almacenado se realizará una limpieza de las madera golpeándolas sobre una superficie dura para eliminar los posibles insectos que se encuentren ocultos.
Consejo 5: Como cortar correctamente la leña.
Dividir la leña en trozos de entre 10 y 15 cm de diámetro. Para iniciar el fuego se emplearán pequeños trozos de leña y solo se emplearán los de mayor tamaño cuando se tiene un buen fuego ardiendo. Por otro lado tendremos en cuenta que cuanta más superficie de madera expongamos a las llamas, arderá mejor y de manera más limpia. Todo esto se traduce en un ahorro económico puesto que reduciremos la necesidad de almacenar más madera de la verdaderamente necesaria. También reduciremos el número de veces que tenemos que limpiar la chimenea de leña.
Consejo 6: Verificar que el fuego dispone de suficiente aporte de aire.
Para ello comprobaremos que la canalización de entrada de aire de la chimenea de leña no es bloqueada por suciedad, telas de arañas o animales.
Una chimenea que arde correctamente produce más calor, menos humos y por lo tanto es más eficiente.
Consejo 7: La cantidad correcta de leña.
Al introducir un exceso de leña provoca una reducción del aporte de aire necesario y esto una genera una incorrecta combustión. Una incorrecta combustión se traduce en un mayor consumo de leña, un menor aporte térmico a la vivienda y una mayor cantidad cenizas que lleva aparejado una mayor frecuencia en las limpiezas de la chimenea.