La lana de roca pertenece a la familia de las lanas minerales. Es un material fabricado a partir de roca volcánica. El proceso de fabricación consiste en fundir la roca basáltica a más de 1600 ºC hasta convertirla a estado líquido. En este punto se vierte en unas ruedas que giran a gran velocidad y se transforma en fibras debido al efecto de la fuerza centrífuga y la la pulverización de un ligante orgánico, formando la lana primaria. Tras este proceso es más o menos prensada y estructurada a las medidas deseadas, estando compuesta por un 98% de roca volcánica y un 2% de ligante orgánico.
La estructura de la lana de roca contiene aire seco y estable en su interior, por lo que actúa como barrera a la transferencia de temperatura.
Debido a su estructura multidireccional y elástica, la lana de roca frena las ondas y disipa la energía sonora, por lo que es además un excelente aislante acústico.
Su comportamiento ante el fuego es otra característica inconfundible, ya que es un material no combustible, conservando su propiedades mecánicas intactas incluso a temperaturas superiores a los 1000 ºC.
La lana de roca actúa como barrera contra la humedad. Es hidrófugas, no impermeabiliza la fachada (es un material fibroso y poroso) ni evita filtraciones, no tienen afinidad por el agua. A pesar de que existan filtraciones o condensaciones que generen grandes cantidades de agua o humedad o vapor de agua, la lana de roca no la absorberán, ni la atraparan del ambiente en ningún caso.
Muchos de los desperfectos que se producen en una construcción tienen su causa en la acción nociva de la humedad, efecto que se elimina completamente usando la lana de roca como aislante.